Ya no me asaltan las imágenes de cuando estábamos juntos, ya no tengo que reprimir el impulso de saber de él, puedo permitirme recordar y aceptar que fui feliz y creo que de eso se trata dejarlo ir. Es mi pasado, no mi presente.
De todas formas, sigo con pocos ánimos para pensar en alguien más. Ahora sí me doy cuenta que no fue algo ligero para mí, no, no era algo serio, pero para mí significó muchísimo. Hice y dije cosas que no imaginé jamás, fui tan feliz de golpe, y en ese mismo golpe la felicidad de pronto era una mentira.
Y me quedé con esto. Un puñado de recuerdos lindos y otros no tanto, preguntas sin respuesta y hasta respuestas sin pregunta. Un gustito amargo, ese que te dejan las despedidas bruscas, las promesas rotas y la desilusión. Un desánimo bastante grande, pocas ganas de probar de nuevo, un poco de miedo a lastimar o a ser lastimada.
En el fondo tengo la pequeña esperanza de que realmente haya sentido algo, de que lo siga sintiendo y que de acá a un tiempo, quién sabe, probemos de nuevo.
Pero por el momento, creo que estoy mejor así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario