GAME OVER

Carajo... se terminó todo. Caigo en la cuenta de a poco, bien lento. Ya hace un mes que no nos vemos ni hablamos, no sé si para bien o para mal.
Vamos a ser sinceros, lo extraño. Pero no lo extraño como persona, lo extraño como costumbre. La costumbre de conectarme para hablar con él, de esperar ese mensaje a la madrugada cuando tomaba de más, de vivir buscando un espacio en la semana para verlo, de soportar su carácter y pelearlo un poco. Sí, renegaba mucho, pero estoy segura de algo: más de una vez al lado de él estaba feliz. 
Y ahora esto... era feliz a causa de una mentira. Entonces, ¿era realmente felicidad? ¿o era un espejismo?

Hicimos nuestro camino al caminar y hoy decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar.

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