Odio los amores no correspondidos, pero más aún odio no saber si el amor es correspondido o no. Vivir en la incertidumbre, ciegos de amor, siguiendo señales verdaderas, y otras no tanto. Como si verdaderas hubiera muchas.
Indirectas - ¿Por qué no vienen simplemente y lo dicen, así sabemos que hablamos de lo mismo? – Cada uno las toma a su forma. Y lo peor, sin saber nunca que quisieron decir. Sonrisas, gestos, frases confusas. Demasiado.
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