Dije mil y un veces que no me iba a volver a enamorar, que ya habían roto mi corazón varias veces, que era inútil, que nada iba a cambiar. Pero apareciste y la promesa se tornó difícil de cumplir. Me pongo nerviosa, planeo esas conversaciones súper ingeniosas y al final no te digo nada, escribo y borro los mensajes que te mando unas mil veces para estar segura de decir las palabras perfectas, me pongo mal si no te veo, te busco por todos lados, me parece verte, pero no.
Si, me gustás.
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